Un violador en tu camino de la colectiva porteña Las Tesis no solo se hizo mundialmente conocida y replicada, sino que sintetiza a la perfección a una serie de autoras feministas. A través del cuerpo, estos textos salen del espacio académico para volverse acción en miles de mujeres en todos los rincones del mundo. La performance, reconocen ellas, es un llamado de la creatividad para canalizar tanto sus lecturas como vivencias. Para Lea, Silvina, Paula y Daffne, todo parte y termina en el cuerpo.
Por Catáloga Colectiva
Corría el año 2017 y la ley de aborto en tres causales se estaba debatiendo en Chile. Al escuchar el poco nivel de debate, Sibila Sotomayor, Daffne Valdés, Paula Cometa Stange y Lea Cáceres pensaron: ¡qué falta hace la teoría feminista!
“Nuestro primer acercamiento, cuando decidimos trabajar juntas, fue leer El Calibán y la bruja de Silvia Federici, ese fue el primer texto con el que trabajamos”, nos cuentan, conectadas a una videollamada desde su casa en Valparaíso. Se sumaron Las estructuras elementales de la violencia de la antropóloga y escritora argentina Rita Segato y Teoría King Kong de la francesa Virgine Despentes. Paul B. Preciado y María Lugones también fueron importantes. “Es bien variado hacia donde vamos apuntando nuestras lecturas, porque nuestra idea es poder abarcar distintas dimensiones e ideas desde distintos territorios”, explican. Su proeza fue tomar a estas autoras, esenciales para el feminismo contemporáneo, leerlas, digerirlas y transformarlas en activismo.
Su discurso se volvió cuerpo y nació Un violador en tu camino, la performance que debutaron en Valparaíso en octubre de 2019 y que en solo semanas comenzó a replicarse en decenas de países y en distintos idiomas. Lo más probable es que esas miles de mujeres no hayan leído a Rita Segato, pero entendieron perfectamente el mensaje de Las Tesis que sintetizaba La guerra contra las mujeres, donde la académica habla de la violación como un castigo del hombre hacia la mujer. Gracias a Las Tesis, Segato salió del círculo académico-universitario donde habitualmente se lee, para gritar sus palabras en las calles de todo el mundo.
¿Cómo se introdujeron en el feminismo?
En general el feminismo no es parte de los currículos educacionales, ni en el colegio, ni en la educación superior. Nuestro interés nació desde las ganas de acercarnos a distintas teorías pero también desde nuestra práctica, desde materiales y lenguajes artísticos, para ver cómo nos vinculamos con estos contenidos y cómo los difundimos a otras personas, considerando la dificultad de acceso que hay de estas ideas en nuestro país y también en general. Hay una deuda histórica con las teorías feministas y nos parecía que intentar saldarla era muy importante para el desarrollo social.
¿De qué forma se construye una performance a través de la teoría?
Con mucha creatividad. La dimensión del texto o la teoría siempre puede estar entendida dentro del ensayo, del artículo o de la ponencia, pero en este caso, la nuestra es una necesidad creativa, que finalmente nos lleva a querer explicar cierta tesis en multiformas. Cada una desde sus saberes, oficios o disciplinas traduce y lo transforma en algo sonoro, corporal, visual.
Ustedes han permitido un acercamiento al feminismo desde el hacer, a diferencia desde el leer. ¿Cómo entienden ese feminismo performático?
Para nosotras es importante entender desde dónde estamos observando ciertos conocimientos o saberes, cómo estamos comprendiendo la generación de conocimientos y habitándolos desde el cuerpo. Lo que hacemos también pasa por una investigación; la materialidad es otra, sí, porque tiene que ver con el cuerpo. Esa vinculación con el cuerpo, esta demanda de derechos desde el cuerpo para el cuerpo ha sido histórica: la historia de los feminismos, de las mujeres y disidencias, del sistema sexo-género es muy clave. También está la discusión colonial en torno a qué entendemos por conocimiento válido, como entendemos que se genera esa transmisión y en qué espacios, cómo entendemos las teorías encarnadas y cómo muchas veces nos cruza hasta nuestra propia biografía. Todas esas discusiones también están operando en esa decisión de activar desde la performance.
La palabra como arma
De tanto leer, se convirtieron en escritoras. En 2021, Las Tesis editaron dos libros: Quemar el miedo (Planeta) y Antología feminista (Debate). Mientras el primero es un manifiesto personal en torno al feminismo, el segundo compila textos de diversas feministas que han inspirado al colectivo. A pesar de que gran parte de su trabajo pasa por cruzar sus disciplinas (las cuatro provienen del diseño, historia, ciencias sociales y arte), se volcaron a escribir, para decantar en el papel lo que ya hacían en las calles. Para ellas, más allá de oponerse, la lectura y la performance se complementan, es más: se necesitan y el cuerpo es el punto en común.
¿Ven alguna diferencia en introducirse al feminismo realizando una performance versus leer un libro?
Probablemente el orden no altera el resultado. Si el acercamiento es a través de un rito, a diferencia de un libro, hay distintos contenidos que deben pasar de igual manera por el cuerpo en esa performance. Nosotras cuando trabajamos siempre pensamos que todas las personas conectamos con la información o con los contenidos de manera distinta. Hay personas que lo hacen a través de la emoción, del cuerpo, del colectivo o de la lectura como tal. Entonces, tratamos de tomar ideas fundamentales de distintas teóricas y de alguna manera estamos diciendo lo mismo que ellas dicen, pero utilizando otros lenguajes y por ahí eso le llega a otras personas. La resonancia de las ideas es básicamente la misma y para nosotras ese es el objetivo.
En Quemar el miedo hablan de "escapar a la hegemonía del texto y la palabra", ¿cómo lo relacionan a su propio trabajo?
Vivimos en sociedades textocentristas, no solo por la generación de conocimiento, sino también por cómo nos comunicamos en lo cotidiano. Cuando algo nos sucede y se lo queremos expresar a otra persona, siempre tenemos que ser capaces de llevarlo a la palabra. Nos referimos a cómo hacemos para escapar a ese paradigma y lograr instalar la dimensión sensorial también, a desde dónde estamos expresando y se relaciona con el trabajo que nosotras hacemos desde lo sensible. Queremos saber cómo escapar a ese paradigma sin que se convierta tampoco en algo que no se entienda.
No nos percatamos tan profundamente que estamos viviendo en el mundo de la imagen. El meme, la poca información en muchos segundos. Siendo super realistas, la gente no está leyendo mucho y tampoco tienen tiempo después de reflexionar y sacar sus propias deducciones.
Es evidente que tenemos que hacer un traspaso más consciente del mundo de la imagen, que comprende muchísimo. Nosotras somos cuatro universos de imágenes sobreponiéndonos constantemente.
¿Cómo sacar la investigación y la producción de conocimiento feminista del espacio elitizado de la academia?
Antes de hacerse la pregunta de cómo sacarla de la academia hay que ver cómo se genera, donde sea. Los frentes están en todas partes. Hay una lucha que muchas personas que estamos en la academia estamos dando desde adentro, desde intentar reformular instituciones que tienen una base patriarcal. Entonces, en verdad, esa pelea, ese espacio de validación o no validación, ese espacio de generación de conocimiento y saber está en todas partes. También está en el cotidiano, cuando uno se junta con otra persona a conversar, está en los talleres, está en la calle, está en todas partes.
En ese sentido, el cómo generamos conocimiento o saber con perspectiva feminista va ligado automáticamente con el activismo. Es lo que hace que ese activismo esté presente en todas las esferas de nuestra vida.
¿Qué están leyendo en este momento? ¿Y qué libro recomendarían para iniciarse en el feminismo?
Estamos leyendo Urbanismos feministas del colectivo Punto 6 y recomendamos a Linda Nochlin, con su libro Why Have There Been No Great Women Artists?. Sirve para pensar en la historia del arte y como desde los años setenta irrumpe la figura de la mujer en los estudios de la historia del arte. También para entrar al feminismo recomendamos Teoría King Kong, porque es rápido, entretenido y provocativo, para cautivar y dejar inmediatamente fuera a la gente con ideas transfóbicas, jajaja.
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